¿VIAJANDO EN PILOTO AUTOMÁTICO?

Cuando subimos a un avión, nos sentamos, abrochamos los cinturones y nos acomodamos en el asiento, por lo general nos sentimos relajados y tranquilos pues creemos haber puesto nuestra confianza y seguridad en manos expertas, en una compañía aérea de trayectoria y pilotos bien entrenados. Pilotos capaces de afrontar cualquier vicisitud y con la pericia suficiente como para llevarnos a puerto seguro. Pero si al contrario, supiéramos que durante todo el viaje estaremos navegando en piloto automático.  ¿Como te sentirías? Welcome to WordPress. This is your first post. Edit or delete it, then start writing!

Pues te informo que así es como dirigimos nuestras vidas la mayor parte del tiempo, en “piloto automático“, dirigidos por las áreas de nuestro cerebro que se activan de acuerdo a una programación previa, no con la flexibilidad necesaria para adaptarse y hacer cambios.

Una forma sencilla de explicar cómo funciona nuestro cerebro es dividirlo en tres secciones. Como se observa en la imagen, la base y el área media: tallo cerebral y sistema límbico, son las áreas que coordinan las funciones más primitivas, más automáticas (respiración, pulso cardíaco, estados de vigilia/sueño, hambre, emociones, etc.). Mientras que la corteza,  en especial el área frontal, es como la cabina de mando de la aeronave o bien la torre de control. Es el área que recibe información del ambiente exterior, la analiza, evalúa y con base a la experiencia y conocimientos toma decisiones. Es el área que es capaz de ser flexible, auto controlarse, planear y trazarse metas.

Cada vez que adquirimos información, ya sea a través de la lectura o los estudios, cuando interactuamos con otros, cuando nos exponemos a nuevas experiencias y desafíos; cuando resolvemos problemas,  cuando generamos ideas, creamos algo nuevo, planeamos para el futuro, nos organizamos y somos capaces de posponer la gratificación, estamos activando esa área del cerebro. Cuando somos capaces de hacer las cosas de forma diferente, cuando aceptamos otros puntos de vista y respetamos la opinión de los demás. Cuando podemos ponernos en el lugar de otras personas, ser empáticos e identificarnos con el dolor ajeno,  ponemos a funcionar el área del cerebro que tiene como objetivo nuestro crecimiento y desarrollo, “la cabina de mando”. 

Cuando por el contrario nos sentimos estresados, angustiados o preocupados por algo que se avecina o creemos que así será.
Cuando estamos tristes o deprimidos por alguna situación del pasado, algún recuerdo o remordimiento. Cuando no perdonamos, estamos aburridos o frustrados, estamos funcionando en “piloto automático”. Estamos activando las áreas del cerebro que tienen como principal objetivo protegernos del peligro. Estás áreas funcionan con base a información que ya está almacenada en nuestra memoria  y que no hace más que dar vueltas y vueltas allí, controlando nuestras acciones y decisiones. Con ella interpretamos la realidad.

Nuestro gran desafío diario es aprender a activar esa “cabina de mando”, para que tenga más control sobre nuestra conducta. ¿Y cómo se logra?
Primeramente estando conscientes de cómo funciona nuestra mente, cosa que luego de esta lectura se ha logrado.Y en segundo lugar, renovando constantemente esa área con nueva información y experiencias enriquecedoras.  Nuestras ideas y creencias determinan en gran medida nuestra conducta. Si seguimos haciendo las mismas cosas nuestra mente activará los mismos circuitos y seguiremos generando las viejas conductas. Si al contrario, nos exponemos a nuevas experiencias, nos apasionamos por la lectura y el conocimiento, ingresará al sistema nueva información que tendrá la posibilidad de generar nuevas conductas; información que nos permitirá afrontar la vida de manera diferente, dinámica, pro activa, flexible. Información que permitirá a la “cabina de mando” tomar el control.
¿Quién comanda tu vuelo el día de hoy? Tú decides!!